Hay que ver la de horas que he pasado mirándote.
Creyéndote mi sueño y anhelando volverte.
Y ahora que estás aquí y estoy en ti
se me hace grande tocarte y no morir de vida.
Lo único que te echo de menos es esa maravilla de sonrisa con la que me miraba.
Esas cosquillas y los encajes, y las medias, y las ligas, y los tacones de Gran Vía.
Me gusta recorrerte.
Los bancos de Madrid... esos llenos de historias que he contado.
Llámame loca a veces. pero si pongo el off a los sonidos
te siento tan intensa como inmensa de besos
que me emociono incluso en Hortaleza.
He olvidado lo malo.
Me reconcilio con amigos y enemigos
porque de aquí ya no me sacas.
Me abrazas, me liberas incluso atándome a quedarme.
Y me matas.
Me dejé los castillos de arena en otra cala.
Aquí los reconstruyo con las nubes.
Y más altos, y más blancos, y más suaves.
Aunque del cielo caigan como gotas
que me mojan a veces.
He perdido las llaves
otra vez.
Y paseo en silencio por tus calles.
Y lucha el seductor de la avenida
por brindarme el clavel de su solapa.
Advertida me quedas
y querida...
Este amor ya no existe ni en los libros.
No he aprendido a olvidarte todavía, ni quiero hacerlo nunca.
ResponderEliminarNi me he ido ni me iré
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