viernes, 12 de agosto de 2016

Perseidas

Sí, es de esas cosas que sueñas y se quedan ahí, latentes, por mucho tiempo. No molestan, no apremian y no urgen.
De esas cosas, que algunas noches difíciles vuelven a palpitar, y te abrazan de nuevo para sonreírte mientras, por fin, descansas.

Y anoche, tras copas, bailes, risas y paseos... recibiendo en Madrid esa especie de primavera en verano con calles llenas de gente que no echa de menos la playa... la ví. O creo que la ví.

Tuve que ser muy rápida. Pero llegué. Y te pedí. Sin pestañear. Hacía años que no tenía tan claro algo.

Y en unas pocas horas... aquí estabas.
Y yo ya soy feliz.

Si, es de esas cosas que sueñas, y se quedan ahí, latentes, por mucho tiempo. No molestan, no apremian y no urgen.
Y cuando llegan, son como un pestañeo. Y arrasan de locura el cuerpo entero.

Yo no creía en las perseidas, te lo juro.


jueves, 11 de agosto de 2016

Mientras duermes

Yo sólo sé de ti lo que me muestras, eso que a veces inspirado me trasladas.
Te mueves desde lejos en la cama... y ahora... duermes.
Y cuando no, te pierdes en mi pelo... y me enredas en esa tela que has guardado para mí, sólo para mí estos tres años.
y te bates en duelo con ese tú tan yo que saca de ti lo que bebo y me mueve a quedarme. Esta vez si.
Y ahora... duermes.
Y te miro arremolinado entre las sábanas, boca abajo, Y al rozarte, dormido, me rozas la pierna. Y te siento luchar otra vez, como cuando estás en vela con esos fantasmas que de tí a mí se desperezan.
Y cuando no, me miras y sonríes. Y acaricias mis labios como queriendo tocarme las palabras. Y al sentirlas algo de tí se enciende. Y tus dedos me atan a ti desde todos los rincones. Y mi cuerpo te cede su refugio. Todo entero, sin cuevas secretas.
Porque mi cuerpo ya fue de ti, y ya te he visto dormir... tantas veces!

Y ahora... no sé en qué punto perdemos los gemidos. Ni comprendo en qué momento la lucha te comienza por dentro, te remueve, te convierte en un eco descontrolado. En qué segundo tus dedos dejan de acariciar para esconderse. Dejan de atravesar para dejarse, quietos, caer, mientras duermes.
Yo sólo sé de ti lo que me muestras. Que no es sólo lo que haces.
Porque yo sólo sé de ti lo que veo en tus ojos cuando me hablas. cuando me follas, cuando me besas.
De todo lo demás me entero mientras duermes.
Y no voy a marcharme.
Nunca más.